El 1 de diciembre de 1894 y presidida por el Rvdo. Padre D. Cándido Picamill se reúnen en la Iglesia de San Agustín, los señores:
D. Augusto Pajares
D. Federico Reyes
D. José Camino
D. José María de Lemos
D. Manuel Guerrero
D. José Sevilla y Pinto
D. Manuel González Palomino
D. Manuel Hidalgo
D. Adolfo Sánchez del Arco
D. Ignacio Chilia
D. José María Macalio R. Quiroga
D. Ricardo Rodríguez
D. Emilio Romero
D. Fernando Rodríguez
D. Pablo Juliá
D. José del Toro
D. J. Macalio y Lodolo
D. José Nada
Deciden fundar la que llamarían “HERMANDAD RELIGIOSA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO EN SU BUENA MUERTE” para dar culto a la imagen del Santísimo Cristo que existía en dicho templo, bajo la advocación del "Cristo de las Ánimas" encargada por el P. Ulloa O.S.A. en 1648 para la capilla de los enterramientos de sus hermanos de la orden de San Agustín, abonando para ello la cantidad de 300 ducados (cantidad muy importante para la época) al escultor de tan magnífica talla, que a fecha de hoy sigue siendo desconocido.
El 16 de diciembre durante una nueva reunión, a la que se suma D. Cayetano del Toro y Quartiellers: Alcalde de Cádiz, Presidente de la Exma. Diputación de Cádiz e insigne médico oftalmólogo, es nombrado Hermano Mayor de la Cofradía, quedando constituída la primera Junta de Gobierno, con la siguiente composición:
DIRECTOR ESPIRITUAL: Rvdo. P. Don Cándido Picamill
PRIOSTE: D. Cayetano Del Toro y Quartilliers
VICE-PRIOSTE: D. José Sevilla y Pinto
SECRETARIO: D. José del Toro y Calatrigo
MAYORDOMO-TESORERO: D. Fernando Rodríguez Silva
Protectora de la Hermandad: Dña. Carmen Calatrigo de Del Toro
Camarista: Dña. Carmen Calatrigo de Peralta
Unos meses antes, en la Semana Santa de 1894; concretamente el 23 de abril, la imagen del Cristo había salido en procesión portada por algunos hermanos desde la Iglesia de San Francisco, según cuenta la crónica del Diario de Cádiz de aquella fecha.
Las primeras Reglas de la Cofradía fueron aprobadas el 15 de mayo de 1895 por el Obispo Calvo y Valero.
En 1906, tras la salida de la Comunidad Agustiniana de Cádiz hacia El Puerto de Santa María en 1835, debido a la Desamortización de Mendizábal, regresan los Religiosos Agustinos que asumen la realidad de la Cofradía, fomentan y ensalzan el culto al Cristo de la Buena Muerte, y fomentan el culto a la imagen del Señor en su Buena Muerte.
El 2 de enero de 1915 fallece D. Cayetano del Toro y la Hermandad prácticamente desaparece con él. Durante el periodo 1915 a 1920 se hará cargo de los enseres, cuentas, deudas, alquileres y demás el hermano D. Ricardo Rodríguez Bodria, al que se nombrará en 1922 Hermano de Honor, aunque no se le reconocerán, por la Junta de esa época, los pagos que este hermano había efectuado de mantenimiento de locales, etc.
El 14 de agosto de 1920 se reúnen varios señores en el domicilio particular de D. Enrique del Toro para oír la propuesta que este les hace y que es la siguiente: “…la conveniencia de reorganizar la Cofradía que desde la muerte de su Sr. Padre, del Sr. Rodríguez (D. Fernando) Copello y Lerdo de Tejada, había dejado de actuar, proposición que fue acgida (sic) por unanimidad”. También el Sr. Del Toro propone que se nombre una Junta provisional hasta la Junta General y que será la siguiente:
PRIOSTE: D. Ramon Rivas Valladares
VICE-PRIOSTE: D. Enrique del Toro y Calatrigo
MAYORDOMO-CONTADOR: D. Jose Martel
SECRETARIO: D. Cesar Pemán
VOCALES: D. Ricardo Rodríguez, D. Francisco Leal, D. Antonio Navarro, D. Fernando Sevilla y D. Ángel Picardo.
El 8 de enero de 1921 se celebra Cabildo General y se nombra a la primera Junta de Gobierno de la reorganizada Hermandad y que estará compuesta por los siguientes Hermanos:
PRIOSTE NHD. Ramón Rivas y Valladares
DIRECTOR ESPIRITUAL Rvd. P. Fray Blas Barrios
VICE-PRIOSTE NHD. Enrique del Toro y Calatrigo
MAYORDOMO 1º NHD. Cesar Pemán y Pemartin
MAYORDOMO 2º NHD. Jose Martel y Seoane
SECRETARIO-CONTADOR NHD. Francisco A. Ceballo González
VOCALES: D. Francisco Leal, D. Ángel Picardo Blázquez, D. Francisco Velarde, D. Felipe Abarzuza, D. ('Mayol') Mayol, D. Luis Alcina, D. José Márquez, D. Miguel Aramburu e Inda y D. Álvaro Picardo y Gómez.
Tras la reorganización, se aprueba dar un giro de 360º a la forma de discurrir la procesión por la calle al hacer su Estación de Penitencia. En la reunión de la Junta de 23 de febrero de 1921 y en su 4º punto se dice: “…celebrar la procesión el Viernes Santo y con la mayor SEVERIDAD y SILENCIO costeándose cada cofrade que pudiese salir en penitencia sus respectivas túnicas y sandalias…”. Desde aquella fecha, y hasta hoy día, continúa esa tradición por la cual la Hermandad hace su Estación de Penitencia en la SAI Catedral de Cádiz en total oscuridad, silencio y austeridad, solo acompañada, ante el paso del Cristo, por una Capilla Musical formada por un oboe, un corno inglés y un fagot que interpretan música de capilla.
Sólo en los años 1932, 33 y 34 y debido a los acontecimientos políticos, la Cofradía no salió a la calle. El Viernes Santo de 1932 se colocó la imagen del Cristo a los pies del Altar Mayor de San Agustín y durante todo el día se le hizo adoración por los hermanos y hermanas, costumbre que desde entonces perdura en la tarde de todos los Viernes Santo.
Antes del inicio de la Guerra Civil y ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos, se decide, por parte de la Junta de Gobierno y la Comunidad de Padres Agustinos, poner a salvo la imagen del Stmo. Cristo. Se encomienda al Mayordomo solicitar protección para la Imagen a la autoridad militar, quien los deriva a que lo hagan ante la autoridad civil, pues este asunto no depende de ellos. Puesto al habla con dicha autoridad, se recomienda a la Hermandad que, sólo depositando la imagen en el Museo, se les garantiza protección. Se desiste de ello pues no se fían de tal ofrecimiento tras los saqueos ocurridos en otros conventos de la ciudad. Tras varios intentos infructuosos, en los que incluso se quiso emparedar la imagen dentro de un armario del propio convento, se acuerda trasladar la imagen al domicilio particular del Consiliario Sr. G. W. Haynes en la calle Argantonio nº 10-1º, donde permanecerá escondido. Será en octubre de 1936 cuando el restaurador D. Juan Jose Bottaro repare los daños que se le han hecho al Cristo tras los intentos de ponerlo a salvo: confección de dos dedos, espinas de la corona y restaurar el brazo izquierdo. Todo ello costó la cantidad de '100 pesetas'.
El 8 de diciembre de 1939 se incorpora a la Cofradía, como co-titular, la imagen de María Santísima del Mayor Dolor que ya había estado anteriormente en la Iglesia de San Agustín hasta la desamortización de Mendizábal.
Esta dolorosa había sido desamortizada en 1836 y vendida en pública subasta. Fue adquirida por doña Dolores Sicre para darle culto en su oratorio privado. El 5 de agosto de 1939 fue donada a la Cofradía, junto con todo su ajuar, por doña María Dolores Lacoste y Sicre, que la había heredado de sus antepasados. Procesionó por primera vez en la Semana Santa de 1940, y la Cofradía pasó a denominarse entonces “Cofradía de Penitencia del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y María Santísima del Mayor Dolor”, nombre que ostenta en la actualidad.
Primitivos Escudos de la Hermandad
Acta Fundacional 1 de diciembre de 1894
Imágenes del Cristo con Potencias (Actualmente en paradero desconocido)
El Cristo de la Buena Muerte salió por primera vez en procesión el 23 de abril de 1894. Dos años antes, a iniciativa de Cayetano del Toro, entonces presidente de Diputación, se creo la Junta Administrativa para las procesiones de Semana Santa, logrando que las cofradías gaditanas adquirieran de nuevo la importancia que tuvieron cuarenta años atrás. Asimismo, Cayetano del Toro reorganizó la cofradía de la Buena Muerte.
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Diario de Cádiz fue testigo y así lo contó en su crónica de 1894: "Salió la procesión de la Buena Muerte de San Francisco a las siete en punto de la tarde y por este orden: Cruces de mano y Parroquial; los doce apóstoles vestidos con fidelidad histórica; el orfeón del Hospicio Provincial, dirigido por el señor López; el paso del Señor de la Buena Muerte; sección compuesta por seis romanos a caballo vestidos con armaduras. Y en la línea de la procesión un numeroso acompañamiento de penitentes con lujosas túnicas de terciopelo negro, zapatos de charol con hebilla, cordón de plata, para que luciera la larga cola de la túnica. Fueron de penitente muchas personas conocidas, entre ellas don Cayetano del Toro.
La procesión, aunque corta, porque sólo la formaba el Señor, puede asegurarse que es una de las mejores que han salido. El Señor de la Buena Muerte es una notabilísima escultura atribuida a Montañés. No necesita ningún adorno ni luces, ni alhajas, ni flores. La efigie sólo bastaría. Las andas eran lujosas: ostentaba mucha plata y la iluminación era profunda en cera y espléndida en electricidad. Muchos elogios se escucharon por la presentación de este paso.
Ha sido lo mejor de las procesiones. La banda ejecutó notables marchas, entre ellas la del señor López, conocida por La Saeta. Los niños que componían el orfeón llevaban preciosas cestas con flores, que iban arrojando al paso cada vez que hacía estación. El tránsito de esta procesión por la calle Duque de Tetuán fue una escena hermosa: a pesar de la concurrencia, hubo mucho orden. Los trompeteros y los porta-estandartes iban vestidos a la Federica, cuya indumentaria no fue de mejor efecto. La procesión se recogió a las doce y media. Sin temor a equivocarnos, hemos de confesar que ha excedido a todas, en orden y esplendidez la del Cristo de la Buena Muerte. Cuanto dijéramos acerca de ella, no se aproximaría a la realidad. Aquella divina imagen del Cristo Jesús, debida a la gran inmortalidad inspiración del gran Montañés, iluminada con torrentes del luz de innumerable candelabros y potentes focos de luz eléctrica, envuelta en espirales del incienso y rodeada de penitentes con túnica de preciosos terciopelo, cuya larga cola iban arrastrando, resultaba a su paso por la calle Ancha, un espectáculo verdaderamente grandioso y conmovedor".
Por último, el autor de la crónica del Diario valora positivamente el cortejo:
"El que estas líneas escribe ha tenido ocasión de presenciar muchas procesiones en grandes capitales de España y del extranjero, y por lo mismo puede asegurar con conocimiento de causa, que es muy difícil que se pueda sacar en ninguna parte cofradía alguna con el gusto, orden y magnificencia como lo ha sido en Cádiz la del Cristo de la Buena Muerte".
Fuente: Diario de Cádiz
D. José Vázquez Aragón nos remite, para su publicación en la web la siguiente fotografía donde se puede observar el Paso del Stmo. Cristo en aquella época, con las Potencias.
Fotografía de José Reymundo - 1932
La Venerada Imagen del Santo Cristo de la Buena Muerte, tal como fue expuesta a la adoración de los fieles, en la Iglesia de S. Agustín el día de Viernes Santo de 1932.
En 1932 en Cádiz, ninguna de las Hermandades puso en peligro su patrimonio ni la integridad de sus hermanos y devotos, quedando todas ellas en sus respectivos templos. Lógica iniciativa habida cuenta de los incidentes y ultrajes acaecidos en algunos de los templos más significativos de la ciudad y Cofradías durante el año anterior. Esta afrenta contra nuestra Cofradía, se produjo en la noche del Viernes Santo de 1931, sufriendo la misma los penitentes de la Cofradía de la Buena Muerte tras su paso por la calle Compañía, en la que un grupo de republicanos lanzaron chinchetas y cristales ante el conocimiento de estos desalmados de encontrarse la mayoría de los penitentes con los pies descalzos e intentando así provocar el desconcierto general, propósito que no alcanzaron, puesto que los hermanos siguieron su camino sin inmutarse, en un acto de superación y de severa (nunca mejor dicho) penitencia.
Publicado en Diario de Cádiz el 30 de marzo de 1934:
A las nueve de la mañana de ayer comenzaron los cultos propios del día en la iglesia de San Agustín. El Santísimo Cristo de la Buena Muerte había sido colocado en el suelo para recibir la adoración de los cofrades.
Terminados los oficios, quedó formada durante todo el día una guardia de cofrades para velar al Cristo de la Buena Muerte, que recibió la adoración de infinidad de fieles de ambos sexos.
A las doce de la mañana tuvo lugar el ejercicio de las Siete Palabras, interviniendo una capilla de música. El sermón de Pasión y las Siete Palabras fue predicado por fray Zacarías Novoa, perteneciente a la residencia de los agustinos en Cádiz.
Finalizados los actos anteriores, dio comienzo el solemne Vía Crucis, con asistencia de todos los hermanos de la cofradía y de su Junta de Gobierno.
Terminado el mismo se procedió a la profesión de los nuevos cofrades. Por la noche, a las diez y media, el superior de los agustinos, Nemesio González, predicó el sermón de la Soledad y se verificó la procesión del Silencio por el interior del templo.
Desde este enlace se puede descargar una copia en pdf de los Estatutos de 1928 y que fueron aprobados tras varias nuevas aportaciones de los años 1941 y 1947 por el Obispo Don Tomás Gutiérrez Díez el 22 de Enero de 1948, hace mas de 70 años.
Los mismos han sido cedidos gentilmente del archivo particular de NHD. Daniel Criado Mariscal.
Hace 100 años. 15 de febrero de 1908
Extraído de las páginas del Diario de Cádiz:
“…en Sevilla se ultiman los trabajos de confección de la peana y monte de plata cincelados que este año estrenará el paso del Santísimo Cristo de la Buena Muerte. En los talleres se están haciendo además dos nuevos candelabros de plata monumentales para el mismo paso y arreglando otros seis que estaban deteriorados. Los gastos se hacen por cuenta exclusiva de la cofradía y no sobre los fondos de la junta administrativa de procesiones…”